sábado, 30 de agosto de 2014

KIERI, el dios planta

Kieri, Árbol del Viento, es un arbusto de la familia Solanaecae, géneros Datura y Solandra, más conocido como toloache, para los indios huicholes tiene carácter legendario y sagrado, pues Kieri Téwiyari, la Persona Kieri, fue un dios que nació del viento, para convertirse en jefe y maestro de todos los brujos. Este dios encarnaba en los marakames para impartir sus enseñanzas y enseñar el empleo correcto del toloache.


Por medio de su sabiduría, los chamanes aprendieron a someter amorosamente a las mujeres y a convertirse en animales. Un día tuvo un malentendido con Kauyumari, el Hermano Mayor Venado, -el Venado Azul que huía a los peregrinos a Wirikuta para que obtengan el Peyote sagrado del cual es la personificación-  pelearon y fue vencido por su contrincante quien utilizó toda su astucia e inteligencia para vencerlo hiriéndolo con la quinta flecha que lanzó  impregnada de peyote y que tocó de lleno su corazón. 

Entonces, Kieri Téwiyari se convirtió en animales que vomitaron todas las cosas malas que existen en colores muy luminosos, y dejó caer por el mundo terribles enfermedades que afectan a la humanidad. Y aunque fue vencido no desapareció, pues continúa viviendo transformado en los arbustos de toloache que crecen entre los peñascos de la Sierra Madre, y continúa haciendo el mal ya que quien prueba dicha planta estará embrujado y se volverá completamente loco de por vida. Los hechizados por el dios Kieri-Toloache pueden también caer en un sueño tan profundo que nunca más despertarán de él. Para atraer a las persona, Kieri toca una hermosa música de violín y les incita a que prueben sus raíces, semillas, hojas, y flores. Cuando la planta se posesiona de los hombres y mujeres, se dice que tiene kierírriya, enfermedad que causa histeria y la pérdida del conocimiento.

Por este tremendo poder que tiene Kieri, los huicholes le hacen ofrendas, como por ejemplo flechas de plegarias, y le rinden tributo con gestos de carácter ritual dirigidos hacia donde se encuentra su hábitat rocoso. A Kieri Téwiyari se le puede pedir favores: las mujeres suelen pedirle que las convierta en magníficas tejedoras, y los hombres le solicitan ser excelentes tocadores de violín o marakames poderosos.

Sonia Iglesias y Cabrera

jueves, 28 de agosto de 2014

Leyenda de Juan Ruiz y el Demonio

Leyenda de la epoca colonial. Existe una peña por el camino a Tlamacas donde según nos cuenta esta leyenda se aparece el demonio.

Se dice que hasta ahí se llegó un hombre pobre llamado Juan Ruiz y que hizo un pacto con el demonio firmándolo con su propia sangre. Después de este hecho, se dice que lo visitaba en su casa un hombre muy elegante y que se escuchaba como si descargara dinero. De ahí, Juan Ruiz se hizo rico. Al pasar el tiempo, él empezó a comportarse muy extraño e inquieto. Sus familiares, alarmados, lograron que confesara los motivos de su inquietud, él les dijo entonces que pagaría con su alma el pacto con el demonio. Pero lo más alarmante era que también parte de su familia entraba en el pacto. Poco después Juan Ruiz huyó al monte, sus familiares y vecinos se lanzaron en su búsqueda, armados de ceras, palmas y agua bendita. Casi lo alcanzaron cuando aún se hallaba muy lejos de la peña maldita, pero se dice que cuando estaban cerca de lograrlo, se apareció una nube negra y al desaparecer ésta, él ya iba muy lejos nuevamente.

Siguiendo sus huellas, descubrieron con mucho temor que una de sus pisadas era humana y que la otra era de un macho cabrío. Después encontraron uno de sus huaraches, y al llegar a la cueva de la peña encontraron el otro; las pisadas que hallaron eran totalmente de bestia. En la peña, a la entrada de la cueva, había un letrero escrito con sangre que decía: "aquí en esta cueva se da de alta Juan Ruiz". La gente regresó al pueblo ya que nada pudieron hacer .

Con el paso del tiempo, la familia de Juan Ruiz volvió a quedar muy pobre.

Un día, en el Río de la Verdura, a la altura de la calle Xicoténcatl, el puente, de los cuales dos eran de Juan Ruiz. De manera inexplicable la corriente se llevó únicamente a los dos niños de Juan. Dos cuadras adelante lograron rescatar a uno de ellos y al otro lo rescataron hasta el pueblo vecino, donde se ensancha el río.

Nos dice la leyenda que muchos descendientes de Juan Ruiz han muerto en forma trágica. Los lugareños dicen que debido al pacto que él hizo con el, demonio.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Los Minincueo y la Joven que Brilla

Cuenta la leyenda que Pedro y Paula, una pareja de campesinos, tenía un hijo y una hija a quienes adoraban, y llenaban de amor y de besos. Como estaban los pequeños estaban muy consentidos les compraban muchas cosas y los mimaban. Cuando tenían como ocho y siete años, Pedro le dijo a su esposa que ya el dinero no le alcanzaba para nada, y que ya no podía alimentar y vestir a los niños, y que ya no los quería. Después de discutir el problema de lo que debían hacer con el par de criaturas, decidieron que ya no querían tenerlos y que los iban a dejar en el bosque para ver si alguien los encontraba, los cuidaba y los mantenía. Pedro llamó a Agustín y a Juana –que así se llamaban los rechazados vástagos-  y les dijo que se alistaran porque iban a ir al bosque a buscar leña.

A los niños les encantó la idea y se apresuraron a ponerle los aparejos al burro, prepararon un hacha, una cuerda, agua, y unas tortillas para el camino. Los tres marcharon rumbo al bosque. Después de mucho andar, cuando llegaron a un claro el padre les dijo que lo esperaran un momento porque iba a ver dónde había buena leña que acarrear,. Pedro se llevó al burro y dejó a los niños solos. Pasó el tiempo, empezaba a oscurecer, hacía mucho frío y el padre no aparecía. Agustín y Juana lo llamaron a gritos hasta enronquecer, pero nada, el padre no aparecía. Los niños se pusieron a llorar desesperados porque no sabían cómo regresar a su casa.

Cuando más desesperados se encontraban apareció una joven muy hermosa que brillaba mucho: -¿Qué es lo que les pasa, queridos niños, a qué debe ese llanto? Les preguntó. Los jovencitos le respondieron llenos de miedo: -¡Nuestro padre nos trajo al bosque a buscar leña y nos abandonó, no sabemos qué hacer ni cómo regresar! La joven brillante les propuso: - Dejen ya de llorar, que con eso no arreglan nada, si lo desean los puedo convertir en pajaritos. Los niños, azorados, se voltearon a ver y replicaron: - ¿En pajaritos? –Sí, contestó la joven que brilla, así volarán muy contentos y ya no llorarán. -¡Sííí!, replicaron al unísono Agustín y Juana, -¡Queremos ser pajaritos! La mujer que brilla efectuó unos pases mágicos, y los convirtió en hermosos pájaros a los que llamó Mimincueo. Desde entonces estos pajaritos abundan por estas tierras habitadas por indios nahuas de Puebla.

Sonia Iglesias y Cabrera

domingo, 24 de agosto de 2014

Nuestra Abuela Crea a los Hombres

Cuentan los teenek, los indios huastecos, que hace mucho tiempo fueron creados por una pareja de dioses llamados Maam, o Mammlaab, quien es el Abuelo de los Abuelos,  y Miim Tsabaal la Madre Tierra, siempre cubierta de vegetación, también conocida como Puulik Miim, la Gran Madre Abuela. En la creación les ayudó Muxí, Dios de la Lluvia, que vive en el
mar y, a veces  en la cima de una montaña, o en las profundidades de la Tierra, según se le antoje y le dé la gana. Muxi simboliza al Trueno, gracias a él las frutas y las plantas maduran. Así pues, Maam y Miim Tsabaal, la pareja primordial dio vida al primer hombre y a la planta de maíz, tan profundamente básica en la civilización de los indígenas.

Antes de que se crearan los hombres que actualmente viven en la Tierra, hubo varias creaciones  que no dieron buen resultado, porque las personas se alimentaban de la frutita del algodón, lo cual no era suficiente para su subsistencia y vitalidad. Hasta que un día Nuestra Abuela dijo que tenía que conseguir maíz para elaborar una masa con la cual formar la carne de dos hombres y dos mujeres. Y así lo hizo. Con la masa formó los cuerpos y con el olote hizo los huesos de las criaturas. Fue así como nacieron los hombres que no pueden vivir sin maíz por tal razón. El dios Muxi debe mandar siempre el maíz a la Tierra, porque sin él los hombres morirían, ya que forma parte de su esencia misma y es su primordial alimentación.

Sonia Iglesias y Cabrera

viernes, 22 de agosto de 2014

Leyenda Corta sobre la Virgen de Guadalupe

Unos niños pequeños se encontraban jugando y estaba por ponerse a llover, había un clima bastante feo.

Entonces a lo lejos de donde ellos estaban cayó un rayo que rompió una piedra a la mitad, ellos se acercaron de curiosos para ver como había quedado y para sorpresa de los niños, la piedra partida tenía la imagen de la Virgen de Guadalupe. 

Algunos decían que no se le parecía, pero cada vez llegó más gente al lugar y todos adorando a la virgen que nadie sabia si había bajado con el rayo para plasmarse en la roca, o si la piedra albergaba dentro su figura, le hicieron alrededor una capilla llamada "la ermita de Guadalupe".



jueves, 21 de agosto de 2014

CHICOMEXÓCHITL Y EL MAÍZ

Mito nahua de la Huasteca
Había una vez un muchacho que se llamaba Chicomexóchitl, Siete Flor, que había nacido milagrosamente, pues su madre se había preñado cuando sin querer se tragó una piedra preciosa que había en al agua de un manantial adonde había ido a acarrear agua. La madre era nada menos que la Madre Tierra. El nombre del muchacho era simbólico, pues el Siete hacía referencia a la semilla, el centro, la perfección, la abundancia y la ofrenda; y Flor simbolizaba el amor, la hermosura, la creación y la sabiduría. Por lo tanto Chicomexóchitl era hermoso e inteligente. Además, era un chico travieso y siempre se lo encontraba danzando, bailando y haciendo música, cuando no cantando de alegría. 

Tenía una abuela que era muy mala y deseaba matarlo, pues era una tzitzimitl del Mal Aire, especie de deidad maligna y poderosa. Con el propósito de matarlo, lo enviaba a lugares peligrosos donde los animales dañinos pudieran comérselo. Pero siempre volvía sano y salvo de los mandados a los que la abuela lo enviaba. Cuando una  guacamaya se lo quiso comer, el muchacho le quitó su pico, y con el caparachón que pintó de una tortuga hizo un instrumento musical.

Como nada podía matarlo un día la malvada abuela le rompió el cuello y lo enterró. Cada día, la abuela acudía al terreno donde estaba sepultado su nieto y espiaba. Pasado cierto tiempo, la mujer vio que había crecido una plantita en tal lugar. La planta creció hasta que dio unos magníficos elotes. Era Chicomexóchitl que se había convertido en maíz. La mala abuela recogió los elotes de la planta y los desgranó para hacer masa de nixtamal, la cual echó al río, a fin de borrar cualquier rastro de su nieto. Pero en el agua Chicomexóchitl resucitó. 

Como castigo a la maldad de la abuela, Chicomexóchitl la quemó en un temazcal, después de que la abuela quiso quemarlo calentando mucho el fuego y el agua para que el muchacho sagrado muriese de asfixia. Las cenizas de la abuela se tiraron al mar, a la “esquina del mundo”, para librar a la humanidad de los actos malignos de la mujer. Sin embargo, la persona que fue encargada de arrojar los guajes que contenían sus cenizas, no los cerró bien y éstas se esparcieron y se convirtieron en moscas, avispas y abejas que transmiten enfermedades y dañan a las personas. La tonta persona recibió su castigo por su torpeza y se convirtió en un sapo a quien los insectos picaron y llenaron su lomo de granos.

A este Dios Maíz se le debe la invención de la danza, la música, el canto, la palabra y la escritura. También dio a los hombres la técnica para el cultivo del maíz, el arte y los conocimientos que necesitaban para vivir. Aun ahora Chicomexóchitl anda por los montes feliz y siempre cantando. Tal vez le encontremos algún día.

Sonia Iglesias y Cabrera

lunes, 18 de agosto de 2014

La Niña del Columpio

Una nena de 7 años con una de 9 años se encontraban jugando a altas horas de la noche en la plaza, muy tarde para que dos pequeñas estuvieran ahí, luego vieron en el columpio a una niña de espaldas, ella no se daba vuelta.

Pero cuando le preguntaron si quería jugar, la misma giro totalmente su cabeza y era completamente horrible, les dio mucho miedo y salieron corriendo, al tiempo enfermaron las niñas, tiempo después fueron a ver si veían algo de noche unos chicos, pero solamente vieron en movimiento el columpio sin que nadie estuviera en él, todavía no se sabe si esta leyenda ocurrió o que fue realmente lo que pasó aquel día.

domingo, 17 de agosto de 2014

La Madre del Maíz

Los indios huicholes decidieron un buen día que ya estaban cansados de comer siempre las mismas cosas, que por cierto no les agradaban mucho. Querían algo nuevo que pudiesen comer de muy diferentes maneras. Pero desconocían cuál sería ese alimento maravilloso. 

TABLA VOTIVA HUICHOL CON PLANTA DE MAÍZ
Sin embargo, en la tribu había un joven que había oído hablar del maíz y de que con este cereal podían prepararse muchos sabrosos platillos como los chilaquiles, el pozole, las gorditas… Y decidió ir en busca del maíz, que sabía se encontraba pasando una gran montaña. Un buen día salió de su casa por la mañana y emprendió el camino que lo conduciría a su objetivo. Cuando llevaba caminado un buen tramo, se encontró con una fila de hormigas que eran las encargadas de guardar las semillas de maíz. Sigilosamente, las siguió. Pero llegó un momento que  el joven se quedó dormido de cansancio. Mientras reposaba, las hormigas se comieron sus ropas y sólo le dejaron el arco y la flecha. Cuando nuestro héroe despertó, se percató de su desnudez y se puso muy triste lamentando su desgracia. 

En esas estaba, cuando llegó una pájara que se posó en las ramas de un árbol cercano. En seguida, el joven se dispuso a matar al ave para comer. Ella se lo impidió al decirle que era la Madre del Maíz, y que quería invitarlo a la Casa del Maíz donde se guardaban los granos, porque quería que el tomase los que le hacían falta.

La pájara tenía cinco hermosas hijas que habitaban la Casa del Maíz. Se llamaban Mazorca Negra, Mazorca Blanca, Mazorca Azul, Mazorca Roja, y Mazorca Amarilla. El joven quedó prendado de Mazorca Azul, con la cual se casó, con la venia de la señora pájara. Juntos regresaron al pueblo y se pusieron a vivir en el teocalli comunal, ya que carecían de casa propia. 

Poco después, consiguieron una casa, que tenía la facultad mágica de llenarse de espigas de maíz que la embellecían extraordinariamente. Mazorca Azul, que era bondadosa con el pueblo, les regalaba a los pobladores parte de las mazorcas que aparecían. Un día, decidió enseñarle a su joven esposo, y a todos los hombres del poblado, a sembrar y cultivar el maíz y a colocar alrededor de las milpas fuego para que los animales indeseables no se comiesen los sembradíos.

Una vez que Mazorca Azul transmitió sus conocimientos agrícolas a las personas, procedió a molerse a sí misma y se convirtió en un sabrosísimo atole que todos disfrutaron muy calientito, a más de que aprendieron a cocinar muchos y sabrosos platillos con los granos del maíz. Así ya nunca se quejaron de lo aburrido de su alimentación.

jueves, 14 de agosto de 2014

El Escorpión

Una hermosa leyenda mexica nos cuenta que la diosa Xochiquetzal, provocadora y seductora de dioses y mortales, un día se propuso seducir a un sacerdote llamado Yapan. El religioso cayó en las garras de la diosa y sucumbió a sus encantos. Yáotl, advocación de Tezcatlipoca, enojado por la debilidad del sacerdote los convirtió en dos alacranes: uno negro y uno rojizo amarillento.


Reseña histórica:

La palabra escorpión proviene del latín scorpio cuyo significado es “alacrán”; a su vez, alacrán deriva del árabe al-ágrab. Este animal artrópodo pertenece a la clase de los arácnidos, su cuerpo se encuentra estructurado en dos segmentos llamados tagmas, posee un tronco o prosoma y un abdomen, el opistosoma bipartito. Tiene cuatro pares de patas de ocho segmentos y un aguijón con el que envenena a sus presas. Se conocen cerca de mil especies en el mundo de alacranes.

En tanto que símbolo cultural lo encontramos frecuentemente en las culturas antiguas del mundo dada su venenosa peligrosidad y su misterio que siempre ha fascinado a los hombres. Se le he tomado como bicho de mal agüero, pero también como un animal benéfico que puede librar a los seres humanos de catástrofes y calamidades sociales y naturales. Por ejemplo, los zapotecas le consideraban como un bicho que traía la mala suerte si llegaba a meterse en las casas, o se le encontraba por casualidad. Si se topaba uno con algún alacrán mientras se conversaba, se creía que  se trataba de un espía enviado por el diablo.

Los mayas denominaban a una constelación con el nombre de Escorpión, relacionada con el dios de la caza, cuyo nombre fue Dios  Muerte, el cual simboliza la penitencia y la sangre. Se trata de la constelación Zinaan Ek, impresionante por su tamaño.

Los mexicas denominaban Cólotl, “doblado” o “curvado”, al escorpión, deificado como el Señor de los Infiernos, Mictlantecuhtli, y símbolo del Dios del Fuego Xiuhtecuhtli, debido a que su picadura produce un ardor quemante y doloroso. Al fuego, y en general a todo lo caliente, solíase representarlo por medio de un aguijón de alacrán humeante, como el agua ardiente. Los aztecas adoraron a la constelación llamada Colotlixáyac, indicadora del momento preciso en que debía encenderse el Fuego Nuevo que se encendía cada 52 años, a fin de venerar el renacimiento del Sol.


martes, 12 de agosto de 2014

La grana, la sangre divina

Otra leyenda cuenta que en tiempos muy remotos dos dioses mixtecos se enfrascaron en una terrible pelea, ya que ambos deseaban ser los dueños de una hermosa nopalera que estaba cerca de sus casas. La pelea fue terrible. Los dioses se hirieron de tal manera que su sangre cubrió completamente las pencas de los nopales, y los dioses murieron desangrados. A su muerte, sus hermanos enviaron nubes a recoger la sangre. Las nubes se extendieron sobre los nopales y los cubrieron de blanco con muchas cochinillas. De estas cochinillas surgió la grana que es la sangre de estos dioses. Por lo tanto, se considera al nopal como el portador de la sangre divina y real de aquellos dioses beligerantes, y a la cochinilla como un tinte sagrado que favoreció a los otros dioses y a los seres humanos.

El Espejo de los Dioses

Cuenta la leyenda que a la llegada de los españoles a Michoacán, después de la caída de Tenochtitlan, un español se enamoró de Eréndira, la hermosa hija de Tangaxoan, rey de los  purépechas; la raptó y la escondió en un precioso valle rodeado de montañas.



La princesa, sentada sobre una roca, lloró tanto que sus lágrimas formaron un gran lago, y luego, desesperada por escapar, se arrojó al mismo, en donde se convirtió en sirena. Desde entonces, por su gran belleza, al lago se le llamó Zirahuén, que en purépecha significa “espejo de los dioses”.

Dicen que la sirena aún vaga por esas aguas y que en las primeras horas de la madrugada surge del fondo para encantar a los hombres y ahogarlos.

Fuente: El espejo de los dioses | Leyendas Cortas

lunes, 11 de agosto de 2014

Leyenda del Maíz (Leyenda prehispana - prehispanica)

Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban. No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las montañas. Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron. Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl.

-Yo se los traeré- les respondió el dios.

Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia. Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las montañas. El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.

Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas.

Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon. El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.

Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.

Fuente: mitos-mexicanos.com

El Jinete Sin Cabeza

Se dice que en un pueblo muy aislado de toda civilización se contaba la historia de un jinete que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un caballo muy hermoso, la gente muy extrañada se preguntaba ¿que hombre tan raro por que hace eso?, ya que no era muy usual que alguien saliera y menos por las noches, a hacer esos recorridos.

En una noche muy oscura y con fuertes relámpagos desapareció del lugar, sin dar señas de su desaparición. Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de esa persona, y fue en una noche igual a la que desaparecio, que se escuchó nuevamente la cabalgata de aquel caballo. Por la curiosidad muchas personas se asomaron, y vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando un relámpago cayó e iluminó al jinete y lo que vieron fue que ese jinete no tenia cabeza. La gente horrorizada se metió a sus casas y no se explicaban lo que habían visto...

Fuente: mitos-mexicanos.com