jueves, 2 de julio de 2015

Leyenda de Terror: Los Turistas Descreídos

En cierta ocasión, una pareja de turistas llegó a la Ciudad de Querétaro procedente de la Ciudad de México; deseaban conocerla ya que les habían dicho que era muy bella. Se hospedaron en un bonito hotel de la plaza central y decidieron cenar en una fonda que encontraron a una cuantas calles.

La mesera que les atendía al darse cuenta que eran fuereños les advirtió que no debían salir a la calle después de las tres de la mañana, porque se aparecían unos niños vestidos de blanco que se llevaban a las personas.

Ya eran muchas las que habían desaparecido misteriosamente y nunca se las habían encontrado. Así había pasado con gente del lugar y con muchos turistas que no habían hecho caso a las advertencias que se les había dado.

Pero la pareja, creyéndose por encima de las supersticiones  y las leyendas de aparecidos, no hizo caso y se fue a la plaza a beber cervezas y a retar a los fantasmas infantiles. De pronto, se encontraron rodeados de niños de blanco cuyos rostros no podían ver; eran niños chicos con la vestimenta blanca pero traslúcida.

En un momento dado pudieron ver sus caras que eran angelicales, pero con una expresión malévola y diabólica que los llenó de terror. Al principio, pensaron que los lugareños les estaban jugando una broma y que se trataba de niños disfrazados; sin embargo, cuando los diabólicos niños empezaron a acercarse, la pareja se dio cuenta de que no se trataba de un engaño sino de seres del otro mundo.

Cuando menos se los esperaban, los niños agarraron de la mano a la mujer y se la llevaron, disolviéndose en la nada. El esposo la buscó, le gritó aterrado, pero sus gritos se perdieron en la noche. No la encontró, había desaparecido para siempre.

El esposo regresó a la ciudad de México, no podía quitarse de la cabeza lo acontecido; pasada una semana, sus parientes lo encerraron en la Castañeda, pues se volvió completamente loco.

Sonia Iglesias y Cabrera

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