La
tradición oral de Nayarit nos relata que desde hace mucho tiempo los pobladores
de Tepic acostumbran ir en peregrinación desde tal población, hasta Talpa,
Jalisco, para rendir homenaje a Nuestra Señora del Rosario de Talpa. Los
peregrinos se preparan con mucho tiempo de antelación antes de partir para el
santuario.
En
una ocasión una familia de Tepic decidió participar en dicha peregrinación. La
madre, el padre, y los tres hijos se alistaron llenos de contento por el
piadoso viaje que iban a realizar, cumpliendo con sus deberes de buenos
católicos. Las dos hijas hembras habían invitado a dos amiguitas para que
fuesen con ellas.
Salieron
todos y empezaron a caminar. A la primera semana de marcha, la madre estaba muy
cansada y se quejaba por todo: por lo largo del camino, por los molestos
mosquitos y por las incomodidades del viaje. Estaba tan cansada y molesta que
cuando sólo faltaban tres días para llegar a Talpa, decidió regresarse a su
casa. Tan aturdida y fastidiada estaba la mujer que no solamente arremetió furiosa
contra su familia, sino que empezó a ofender a otros peregrinos con sus
palabras mal sonantes. Parecía como su hubiera perdido el juicio. Al final
blasfemó y ofendió a la Virgen de Talpa. Cuando acabó de decir sus insultos se
convirtió en piedra, como castigo a su poca fe y religiosidad.
Actualmente,
esta piedra se encuentra en el Panteón Hidalgo de Tepic, al lado de la Capilla
dedicada a Nuestra Señora del Refugio y todos pueden visitarla. Cuentan que mide
un metro de diámetro y pesa quinientos kilos. En uno de sus costados pueden
verse unas letras que dicen “Madre”.
Sonia
Iglesias y Cabrera
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