Una
leyenda de Zacatecas relata que en lo que fuera el casco de la ex Hacienda de
Sierra Hermosa, en el Municipio de Villa de Cos, se escuchan los lastimeros
sollozos de un niño asesinado brutalmente por su tío. Estos sollozos provienen
del suelo de la entrada del pasillo que conduce al comedor. Los vecinos del
lugar, asustados y molestos por este frecuente llanto, fueron a quitar el suelo
del lugar a fin de localizar al desgraciado niño y enterrarlo como es debido, pues sólo enterrándolo en campo santo se puede
terminar con su desgarrador llanto.
Después
de escarbar cerca de dos metros de profundidad, encontraron una piedra de
cantera en forma de lápida. En ese momento, todos los que se dedicaban a dicha
tarea tuvieron una sensación muy fea y extraña que les impidió continuar con el
trabajo. A la piedra que encontraron le echaron agua bendita, y después taparon
el hoyo. Los llantos siguen saliendo, pues el pequeño cadáver permanece en el
mismo sitio.
La
conseja popular dice que se trata del hijo pequeño de Manuela Moncada, quien al
morir dejó al chiquito a cargo de su tío Francisco, el cual quedó como
administrador encargado de la Hacienda Hermosa, que por ley pasaría a ser
patrimonio del hijo de doña Manuela cuando cumpliera la mayoría de edad. Pero
como Francisco era muy malo y muy ambicioso, decidió matar al infante para
quedarse con los miles de centenarios de oro que atesoraba la mujer, y con la
Hacienda que era muy rica y producía buenas ganancias.
Al
ver al indefenso niño, Francisco que era hermano de doña Manuela, no dudó ni un
instante en llevar a cabo el asesinato y lo mató cobardemente. Es por ello que
todas las noches se escucha el desgarrador llanto del niño heredero de una gran
fortuna de la que nunca tuvo tiempo de disfrutar.
Sonia
Iglesias y Cabrera
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