jueves, 14 de julio de 2016

El famoso Callejón del Beso





El Callejón del Beso es una triste leyenda de Guanajuato, México. Se trata de una narración muy antigua de dicho estado, tan pleno de riqueza oral y de callejones, en la que se relata que la joven Ana era una bellísima mujer, hija de un acaudalado señor de Guanajuato. Cierta vez conoció a un muchacho humilde y sin recursos económicos que era minero y se llamaba Carlos. En cuando los dos jóvenes se vieron a la salida de misa, quedaron profundamente enamorados.

Carlos no se atrevía a hablarle a Ana, pues era consciente de la diferente clase social a la que pertenecían y que los separaba irremediablemente. Sin embargo, un buen día se armó de valor y la saludó a la salida de la iglesia. Después de cortejarla y platicar con Ana en el balcón de la casa de la muchacha, era un hecho el fuerte amor que les unía.

Pero un malhadado día, alguien fue con el chisme de los amores de Ana al padre, quien inmediatamente montó en cólera, llamó a su presencia a su hija, y le prohibió terminantemente cualquier contacto con ese joven de tan poca fortuna. En caso de que Ana no hiciese aprecio a lo ordenado , el padre la amenazó con recluirla en un convento hasta el fin de sus días en este Tierra.



Sin embargo, los jóvenes no estaban dispuestos a renunciar a su amor, y Carlos, con muchas dificultades económicas, rentó una habitación enfrente de la casa donde vivía Ana. Desde entonces desde los dos balcones de ambas casas  que estaban frente y ayudados por la dueña de Ana, los enamorados se veían todas las noches y planeaban su pronto matrimonio; ya que el padre de la muchacha la había prometido a un amigo suyo que era muy rico.

Pero, el padre sospechaba de los amoríos de su hija, y una noche entró  a la recámara de Ana y la sorprendió en pleno idilio con Carlos. Sin pensarlo un solo momento, el furioso hombre sacó una daga y la hundió en el pecho de Ana, sin que la dueña pudiese impedirlo. Al verla desvanecida, Carlos le tomó una mano a su adorada y la besó fervientemente.

Poco tiempo después, el desgraciado Carlos no pudiendo soportar la pérdida de Ana, decidió suicidarse arrojándose en el tiro principal de la mina donde trabajaba. Desde entonces, la calle en que se encuentran las dos casas con sus balcones, recibió el nombre de El Callejón del Beso.

La conseja popular dice que cuando una pareja pasa por el Callejón del Beso, debe darse un ósculo al subir al tercer escalón, si lo hacen es seguro que tendrán siete años de felicidad, de lo contrario, serán desafortunados e infelices durante el mismo lapso indicado.

Sonia Iglesias y Cabrera

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