martes, 29 de diciembre de 2015

La mujer nahual



Una noche un chamán maya de Yucatán se encontraba durmiendo en su casa con su familia. Cuando de pronto una mujer embarazada irrumpió y le despertó. La mujer comenzó con el trabajo de parto y el hombre la auxilio a pesar de que la señora gritaba que ese hijo no debía nacer. Al día siguiente la parturienta estaba muerta, y en sus brazos una niña chupaba del pezón de la madre que sangraba profusamente. El chamán adoptó a la niña. Cuando creció, se enamoró de su hermanastro, pero él la miraba como si fuera su verdadera hermana. 


Un día la jovencita fue a nadar con una amiga quien le confesó que estaba enamorada de su hermano y que pronto se casarían. Al otro día apareció flotando en el río el cuerpo de la desafortunada joven enemorada. Por la noche, la muchacha adoptada sedujo a su hermanastro, quien entre sueños pensó que se trataba de su amada muerta. El chamán descubrió lo que había pasado y ordenó que se casaran inmediatamente.

Pasó el tiempo, la pareja tuvo una niña, el chamán murió misteriosamente y su hijo ocupó su lugar. Las mujeres del poblado acudían a curarse con el chamán, pues le tenían mucha confianza. En una ocasión, una mujer muy bella fue a verlo; como la esposa era muy celosa, en seguida la odio y decidió matarla. Por la noche se convirtió en jaguar y fue a la casa de la paciente y la mató junto con toda su familia. No contenta con ello, la mujer empezó a asesinar a cuanta mujer se le acercaba a su marido.

Una noche en que los esposos dormían tranquilamente, la mujer se levantó y salió al patio, el marido despertó y la siguió; entonces se le apareció el espíritu de su padre que le dijo que esa mujer había sido la desgracia de la familia y del pueblo entero, ya que la madre de la mujer había sido violada por un espíritu maligno, por lo tanto su esposa era mala también. Al oír estas palabras, el chamán fue por un saco de sal y siguió a la mujer. Cuando vio la piel de esposa tirada en el patio, vació el saco de sal sobre la piel que se había quitado. La piel se secó. Cuando la mala mujer regresó a su casa y vio que la piel estaba completamente seca, se dirigió a donde su esposo la estaba esperando y lo mató.

La mujer corrió a internarse en la selva, y desde entonces mata a las personas que no tienen cuidado y se internan por la noche en la selva.

Sonia Iglesias y Cabrera

martes, 22 de diciembre de 2015

El Cadejo




El Cadejo es un perro legendario sobrenatural, que se aparecerse por las noches para espantar. Suele ser de color negro y muy malo y cruel; también se piensa que existe un Cadejo blanco que es bueno. Los antiguos mayas lo consideraban como un protector de los caminos. Habita en los bosques y caminos de los países centroamericanos, como un perro negro fantasmagórico. Su origen se remonta a los antiguos mitos mayas-quichés y está asociado con el concepto de nahual, ser sobrenatural o brujo que es capaz de tomar la figura de algún animal, para convertirse en su otro yo (alter ego), el chulel de los mayas. En la región del Soconusco, en el estado de Chiapas, se le describe como un perro negro de mucho pelo, ojos rojos y grandes pezuñas. 


Dice la conseja popular que cuando alguien se encuentra con un cadejo, debe de caminar sin separar las piernas, porque si no lo hace así el perro maligno se mete entre las piernas y se lleva al infortunado. Otra cosa que se debe hacer es escupir en la palma de la mano y darle a beber el escupitajo el Cadejo, así se ahuyentará cuando lleva malas intenciones. La tradición oral del Soconusco relata que el origen del  cadejo fue un mal hijo cuyo padre lo maldijo para que fuese un alma en pena que vagara por la Tierra en forma de horripilante perro.

También en Chiapas se cuenta que el Cadejo es un brujo que ha realizado un pacto con el Diablo, a fin de convertirse en un perro muy grande. Cuando se le aparece a alguien se le puede espantar orinando en un cinturón y pegándole al Cadejo con él. También huyen cuando uno se pone la ropa al revés.

Actualmente, al Cadejo se le considera un ser sobrenatural y maligno que se esconde para poder asustar y castigar a los pobres incautos que se atreven a caminar en horas nocturnas. Sin embargo, se trata de un ser dual que, a veces, es considerado como un protector de los seres humanos. Por ejemplo, en El Salvador se considera que los dos Cadejos, el bueno y el malo, fueron creados por Dios y por el Diablo, según su cualidad. Dios creó al Cadejo bueno para que asustara al hombre con el afán de protegerlo; lo creó blanco y de ojos rojos. El Diablo creó su contraparte negra y destructiva. En Guatemala, el Cadejo ayuda a las personas que por las noches caminan perdidas; este perro negro de ojos rojos, les asusta para indicarle el camino que deben seguir para volver a sus casas. Existen tres Cadejos diferentes: el blanco cuida a las mujeres que pierden el camino por borrachas; el negro, protege a los hombres; y el tercero, de color gris, cuyas funciones consisten en cuidar a los niños que se encuentran enfermitos o que nadie se preocupa por ellos.

Sonia Iglesias y Cabrera

martes, 15 de diciembre de 2015

Don Francisco y las ánimas




Para los habitantes de Quintana Roo, uno de los estados de la República Mexicana, localizado hacia el Este de la Península de Yucatán, el día 31 de octubre, las almas de los muertos comienzan a llegar a la Tierra, para comer y beber la esencia de los alimentos que las familias preparan para ellos, y que se colocan en los altares de muertos.

Cuenta una leyenda que los perros son capaces de ver a las ánimas que llegan al altar. Cuando por la noche de tal día se escuchan ladrar los perros, es señal de que están viendo a las almas de los difuntos. Sucedió hace mucho tiempo que un señor de nombre Francisco Chan, preparó para el día de los muertos un bonito altar en el que colocó a la Santa Cruz vestida con un hermoso huipil bordado a punto de cruz; colocó el mantel blanco, jícaras con bebidas y lakes con la comida correspondiente. Su intención era poder ver a los muertos cuando llegaran. Para lograrlo estableció un ingenioso plan, que consistía en poner en un trozo de algodón las lágrimas de su adorado perro que se llamaba Boxní, para luego ponérselas en sus propios ojos y así adquirir la capacidad de los canes de ver a los muertos.


En la noche día 31 de octubre, que por cierto estaba muy oscura y silenciosa, todos en la casa de don Francisco estaban profundamente dormidos: sus hijos, sus nueras, sus nietos. Sigilosamente, el anciano señor fue hasta donde se encontraba Boxní, tomó el pedazo de algodón, frotó los ojos del animal e inmediatamente se lo llevó a sus ojos y los mojó con las lágrimas del perro. Esta acción la realizó varias veces, para estar seguro de que hiciese efecto; después, se fue a un rincón de la casa donde pensó que podría ver la llegada de los muertos a través de las paredes de bajareque. Sentado en el suelo esperó pacientemente. De pronto, en la noche oscurísima se vieron unos pequeños puntos luminosos que formaban una línea. Las luces, que asemejaban la flama de una candela, eran muchas y muy luminosas. De repente, se escuchó una voz que decía: ¡Diríjanse a sus casas, acudan a ver a sus familiares, disfruten de las comidas del altar, pero regresen mañana sin falta! Al ver lo acontecido don Francisco quedó paralizado, y un sudor frío le bajaba por la frente y espalda. Vio que un ser del otro mundo se acercaba a su casa, vestido con una larga túnica y sosteniendo un cirio encendido. Cuando llegó junto a una batea, dijo: ¡Voy a lavar mi ropa con el agua de la batea! Se quitó la mortaja y dejó el cirio a un lado. El alma visitadora lavó su blanca ropa y la tendió en el mecate. Todo lo observaba Francisco muerto de miedo. La vela cobró vida y se dirigió hacia la choza; se escucharon unas leves pisadas que se dirigían hacia la ofrenda. Se escuchó la voz de una mujer que decía: ¡Voy a beber este sabroso chocolate y a comer del buen pan que veo! Don Francisco escuchó como el alma bebía y comía. El cirio se apagó, y el hombre, muerto de miedo, escuchó la voz de su esposa fallecida que le decía: ¡Esposo mío, vine a verte para que tu deseo de ver a las ánimas se cumpliera! Y se vio una cabeza descarnada y espantosa. Francisco, completamente aterrado no pudo resistir más y se desmayó al momento que escuchó una voz que decía: ¡Para pagar tu pecado, te espero en el Purgatorio!

Al siguiente día, los familiares encontraron al anciano trabado y con mucha fiebre, y sobre la mesa del altar encontraron un fémur humano. En la puerta del jacal había la huella de una mano impresa en color rojo. Don francisco quedó mudo a pesar de los esfuerzos por curarlo del chamán y de la hierbera que llamaron para que lo atendiera. A los ocho días, cuando debía celebrase la ceremonia del bix, el hombre falleció. Caro pagó don Francisco su malsana curiosidad.

Sonia Iglesias y Cabrera

martes, 8 de diciembre de 2015

La Virgen de El Remudadero



Don Nacho Rolón vivía en unos terrenos que habían sido poblados hacía un siglo y medio,  que posteriormente recibirían el nombre de El Remudadero en el estado de Colima. El Remudadero es ahora un poblado que se encuentra situado en el Municipio de Comala y  cuenta con cuatrocientos cincuenta y cinco habitantes.

Un cierto día don Nacho se encontraba recogiendo troncos secos para encender el fogón de su casa y preparar sus alimentos, cuando se dio cuenta que uno de ellos se asemejaba a la Virgen de Guadalupe de manera inconfundible, como si alguien hubiese tallado el tronco a propósito. Lo separó y lo guardó en una caja de aproximadamente treinta centímetros de largo.


Pasó el tiempo, don Nacho se murió y la caja quedó a cargo de su hijo Eleuterio. El hombre observó que la caja iba creciendo poco a poco y fue a avisarle a un cura de nombre Irineo Fuentes. El sacerdote al ver el prodigio, le pidió permiso a Eleuterio de llevar la caja con el tronco a su capilla. El hombre accedió. Y la Virgen de Guadalupe se trasladó a la iglesia donde oficiaba el cura.

El tiempo ha pasado y el madero que con tanto amor salvara don Nacho de ser quemado en el hogar, mide ya más de un metro y continúa creciendo. Los habitantes de El Remudadero veneran a la Virgen, y muchos fieles de otros lugares acuden a lugar cada 12 de diciembre,  para rendir homenaje a La Virgen que Crece, como es conocida por aquellos rumbos colimenses. y que es muy milagrosa según atestiguan los fieles.

Sonia Iglesias y Cabrera

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Diego Lázaro y San Miguel Arcángel



San Miguel del Milagro es un poblado del municipio de Nativitas en el estado de Tlaxcala, donde se encuentra un santuario dedicado a San Miguel Arcángel, jefe de los ejércitos de Dios y protector de la Iglesia, patrono de la Iglesia Universal. Dicho santuario fue uno de los más importantes baluartes de la evangelización, llevada a cabo por los frailes franciscanos españoles de la conquista.


Una leyenda narra que Diego Lázaro fue un indio converso feligrés del pueblo de San Bernabé, que un día 25 de abril decidió participar en una procesión. Era el día dedicado a San Marcos, autor del Evangelio y fundador de la Iglesia de Alejandría. En esa tarea religiosa se encontraba Diego, que por cierto contaba con tan sólo diecisiete años,  cuando de pronto se le presentó San Miguel, sin que nadie más que él lo pudiera ver, y le dio un mensaje directamente venido de la voz de Dios. En él, el Creador le decía que comunicara a los habitantes del pueblo que debía construirse un templo en honor al arcángel. Al tiempo que el arcángel le comunicaba al indio lo pedido, bendijo una fuente que se encontraba en el lugar, la cual se convirtió en un maravilloso manantial de agua milagrosa. Pero Diego Lázaro dudó que las personas le creyesen el portento, y en castigo a su incredulidad San Miguel lo enfermó de cocolixtli, tabardillo, que provoca fiebre, dolor de abdomen y vómitos.

Cuando Diego ya estaba a punto de morir, se le volvió a aparecer el arcángel en su casa, y esta vez todos los que estaban con el indio lo pudieron ver, pero salieron corriendo muy asustados. Cuando regresaron, Diego estaba curado. Ante este nuevo prodigio se apresuró a ir a ver al obispo de Puebla, para contarle lo sucedido ya completamente convencido de que el religioso le creería.

Después de mucho batallar para ver al clérigo, le relató la petición, a lo que el obispo accedió de buen grado y, previa comprobación de que el agua del manantial era realmente milagrosa, construyó el templo solicitado por Dios. Para elaborarlo se empleo piedra tezontle y en el atrio se dejó la fuente que San Miguel había bendecido.

En 1643, el santuario original fue destruido por órdenes del obispo Juan de Palafox y Mendoza, a fin de construir uno mejor, que con el tiempo se convirtió en parroquia.

Sonia Iglesias y Cabrera