miércoles, 2 de diciembre de 2015

Diego Lázaro y San Miguel Arcángel



San Miguel del Milagro es un poblado del municipio de Nativitas en el estado de Tlaxcala, donde se encuentra un santuario dedicado a San Miguel Arcángel, jefe de los ejércitos de Dios y protector de la Iglesia, patrono de la Iglesia Universal. Dicho santuario fue uno de los más importantes baluartes de la evangelización, llevada a cabo por los frailes franciscanos españoles de la conquista.


Una leyenda narra que Diego Lázaro fue un indio converso feligrés del pueblo de San Bernabé, que un día 25 de abril decidió participar en una procesión. Era el día dedicado a San Marcos, autor del Evangelio y fundador de la Iglesia de Alejandría. En esa tarea religiosa se encontraba Diego, que por cierto contaba con tan sólo diecisiete años,  cuando de pronto se le presentó San Miguel, sin que nadie más que él lo pudiera ver, y le dio un mensaje directamente venido de la voz de Dios. En él, el Creador le decía que comunicara a los habitantes del pueblo que debía construirse un templo en honor al arcángel. Al tiempo que el arcángel le comunicaba al indio lo pedido, bendijo una fuente que se encontraba en el lugar, la cual se convirtió en un maravilloso manantial de agua milagrosa. Pero Diego Lázaro dudó que las personas le creyesen el portento, y en castigo a su incredulidad San Miguel lo enfermó de cocolixtli, tabardillo, que provoca fiebre, dolor de abdomen y vómitos.

Cuando Diego ya estaba a punto de morir, se le volvió a aparecer el arcángel en su casa, y esta vez todos los que estaban con el indio lo pudieron ver, pero salieron corriendo muy asustados. Cuando regresaron, Diego estaba curado. Ante este nuevo prodigio se apresuró a ir a ver al obispo de Puebla, para contarle lo sucedido ya completamente convencido de que el religioso le creería.

Después de mucho batallar para ver al clérigo, le relató la petición, a lo que el obispo accedió de buen grado y, previa comprobación de que el agua del manantial era realmente milagrosa, construyó el templo solicitado por Dios. Para elaborarlo se empleo piedra tezontle y en el atrio se dejó la fuente que San Miguel había bendecido.

En 1643, el santuario original fue destruido por órdenes del obispo Juan de Palafox y Mendoza, a fin de construir uno mejor, que con el tiempo se convirtió en parroquia.

Sonia Iglesias y Cabrera

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