Hace
muchos años en el Salón Azteca del Hotel Rosarito de Baja California, Camilo y
Victoria festejaron su boda. Después de estar muy contentos en el festejo, los
novios, muy enamorados, decidieron partir para iniciar su luna de miel en
Europa. Tomaron la carretera que había de conducirlos a Los Ángeles para tomar
el avión; iban muy tranquilos cuando de pronto empezó a llover. La lluvia
arreció, casi no se veía por el parabrisas. Al llegar a la zona conocida como
Cuesta Blanca, una vaca salió a la carretera y el auto se cayó al voladero al
perder Camilo el control. Después de dar muchas maromas, el auto chocó contra
una roca. Camilo agonizaba y Victoria se encontraba muy mal herida. Con muchos
esfuerzos la recién casada subió hasta la carretera a pedir ayuda. Ninguno de
los automóviles que pasó se detuvo a prestarle auxilio, tenían miedo de una
joven ensangrentada y vestida de novia. Desesperada, la joven se colocó en
medio de la carretera para obligar al próximo conductor a detenerse, pero el
chofer no la vio y la arrolló causándole la muerte.
Cuando
encontraron los cadáveres, inexplicablemente el cuerpo de Victoria se
encontraba junto al del Camilo.
Desde
que ocurrió este terrible hecho, el fantasma de Victoria se aparece en la
carretera. Unas veces va con su albo vestido de novia, tan radiante como un sol
y los conductores pierden el control y se accidentan; otras, se aparece con el
vestido desgarrado y lleno de sangre. Si algún automovilista se detiene para
auxiliarla, Victoria le susurra al oído: -¡Es demasiado tarde…! Y desaparece
tan pronto como apareció.
Esta
es la leyenda de Camilo y Victoria, dos recién casados que el destino impidió
conocer Europa y amarse por toda la vida, como juraron en sus votos
matrimoniales.
Sonia
Iglesias y Cabrera
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