martes, 24 de noviembre de 2015

Xinán y el Nevado de Toluca



Cuenta la tradición oral matlatzinca que hace muchos años existió un sacerdote de nombre Xinan, el cual estaba empeñado en conocer a la Tlanchana, una sirena muy bella, diosa del antiguo Lago de Metepec. Dispuesto a conocerla, Xinan se fue hasta el lago, se quitó toda su vestimenta y se metió en él. Al darse cuenta la Tlanchana de lo que ocurría, se dirigió al hombre y le dijo: -¡Mentecato, si no te sales ahora mismo de las aguas de mi lago, vas a conocer de lo que soy capaz cuando me enojo! Pero el sacerdote no quiso hacer caso de lo que le decía la diosa y cayó perdidamente enamorado, hasta el punto de querer vivir con ella.


Cada día Xinan iba al Lago de Metepec a ver a la mujer. Un día, la Tlanchana furiosa por la insistencia del hombre que no le hacía caso e insistía en meterse al agua sin su consentimiento, lo tomó en sus manos y lo arrojó muy lejos. Xinan, herido por el rechazó de su bien amada, se dirigió hacia un valle, se acostó en la hierba, se abrió el pecho y expuso su corazón al Sol para que se quemara.

Al enterarse de lo ocurrido la Tlanchana estaba feliz, porque ya nadie la molestaría. En el valle, el cuerpo de Xinan empezó a crecer y a adherirse la  tierra; la sangre que salía de su corazón quemaba todo lo circundante, y su cuerpo se transformó en un volcán. Al ver lo sucedido, la Tlanchana se arrepintió y quiso ir al volcán, pero su casa estaba cubierta de tierra y lava y le fue muy difícil. Por fin, logró subir hasta la cima, le pidió perdón a Xinan y le tapó el corazón para que no causase más estragos.

La Sirena se quedó un tiempo a vivir en el Río Verdiguel que estaba cerca, pero pronto decidió irse a Toluca, porque no soportaba estar viendo a Xinan convertido en volcán.

Sonia Iglesias y Cabrera

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