Cuenta
una leyenda maya que después de que apareció el dios Zamná en Yucatán, arribó
por la parte sur de la Península un hombre muy especial con su gente. Se hacía
llamar Bolum Votan, y fue quien enseñó a los mayas a cultivar el cacao y el
maíz, así como a creer en un dios. Votan llegaró de allende el mar, por la
Laguna de Términos, se adentró hasta el Valle del Usumacinta y fundó la ciudad
de Palenque, “lugar cercado y techado”, nombre original de Nachan, “la casa de
las culebras”, a más de la ciudad de Yaxbite (Ocotzingo) A Votan se la llamaba
Corazón de Gente, y a él le siguió en estirpe Canan Lum, Serpiente de la
Tierra. Ambos fueron sumamente venerados.
Votan,
hombre sabio que hacía prodigios, procedía del linaje de las culebras, y era
originario de Chivín, afirmaba ser enviado de dios con el propósito de repartir
las tierras. Su deseo era llegar a la raíz del Cielo, para lo cual efectuó
varios viajes a Chavín, hasta que encontró un hoyo hecho por las mismas
culebras, y se adentró en él desde Suqui hasta Tzequil. Luego llegaron siete
familias tzequiles y fundaron una ciudad.
Unió
Votan a los clanes que se encontraban en la península por medio de alianzas
matrimoniales y estableció la propiedad privada, bajo un gobierno teocrático
absoluto. Fue el héroe civilizador de Chiapas.
Dentro
de la cultura tzeltal, Votan se convirtió en un gobernante que vivió cerca de
Teopisca, en el estado de Chiapas, durante el período Posclásico. Sus súbditos
le llamaban Señor del Tambor de Madera Horizontal, y se le asociaba con Ak’bal,
el dios jaguar de la oscuridad. Todas sus efigies y objetos fueron quemados por
el obispo Nuñez de la Vega en el funesto año de 1691.
Sonia
Iglesias y Cabrera
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