martes, 5 de abril de 2016

La triste historia de la Doncella de la Laguna



Cuenta una leyenda purépecha que hace muchos cientos de años vivía en una población una hermosa muchacha enamorada de un príncipe, el cual residía en otra población cercana a la de la joven. Todos los días el galán acudía a visitar a su enamorada, y se divertían paseando en una canoa por el hermoso lago de Zacapu, que en aquellos lejanos tiempos era bastante más grande que ahora. Las horas transcurrían lentas y maravillosas para la pareja, entre besos y abrazos que les llevaban al mismo paraíso.


Un cierto día, el joven príncipe no apareció por la laguna. Sus onerosos deberes de noble le tenían muy ocupado, por lo cual se vio obligado a abandonar a su novia, sin mediar ninguna explicación. ¡Tal es el comportamiento de los hombres que dicen amar!

Pasaron muchos días y muchas semanas, y la muchacha en el colmo de la desesperación y del dolor, decidió ir a buscarlo, desafiando la oposición de su madre quien le aconsejaba no ir tras el irresponsable enamorado. La desdichada se dirigió a la laguna cruzando los templos de Uringuarapexo,  y tomó una canoa para dirigirse al poblado del príncipe. Pero la canoa era frágil y la niña inexperta, razones por las cuales la canoa hizo agua, la muchacha cayó al agua y murió ahogada.

Nunca más se la encontró, su cuerpo desapareció para siempre en las aguas de la hermosa Laguna de Zacapu, testigo del terrible amor que la joven le profesaba al descuidado novio. Desde entonces, cuenta la conseja popular que todas las noches aparece en el lago una bellísima doncella que busca desesperadamente a su amado, y como no lo encuentra, se lleva a cualquier hombre que vea cerca de la laguna, seduciéndole con su bello cuerpo y con sus apasionados besos. A la media noche, la mujer sale de la laguna y se adentra hasta lo que hoy en día es la Plaza Cívica Morelos, e invita a los jóvenes que se encuentra por el camino a seguirlos. Como es tan bella, a los hombres que convence los lleva a la orilla de la laguna, los abraza y los lanza al agua donde encuentran una húmeda muerte.

Sonia Iglesias y Cabrera

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