martes, 20 de octubre de 2015

Don Hilarión, el buen ladrón




Cuenta una famosa leyenda triqui del estado de Oaxaca que Hilarión Medina fue un ladrón revolucionario muy especial, ya que robaba a los hombres ricos y poderosos, y a los comerciantes que llevaban sus productos de Pinotepa Nacional a Putla, y a otras ciudades del estado como Huajuapan de León o Tlaxiaco, pero el bandido no se quedaba con todo lo que robaba, pues ayudaba a los necesitados. Cuando los indios triquis, desempleados y pobres, iban en busca de trabajo a los pueblos y ciudades mestizas como San Vicente, Pinotepa u otras más, la banda de Hilarión Medina les salía al paso y les quitaba su escaso bastimento compuesto de tortillas y totopos… pero a cambio les arrancaba el sombrero y se los entregaba repleto de monedas de oro. Los pobres desempleados se regresaban felices a sus casas, agradeciendo al bandido su buena acción.


El gobierno perseguía a Hilarión por sus malas acciones, los ricos se quejaban de los continuos robos de que eran víctimas, y el ejército lo perseguía sin tregua; muchas fueron las batallas que libró Hilarión Medina contra los soldados, tanto contra los federales como contra los revolucionarios. Siempre ganaba el ladrón bondadoso, hasta que en una ocasión fue hecho preso por los soldados federales, en el pueblo llamado San Juan Piñas. Lo condujeron a Juxtlahuaca excesivamente custodiado. De Juxtlahuaca le llevaron hasta Huajuapan de León para, poco después, conducirlo hasta la ciudad de Oaxaca. Su captura causó conmoción entre los pobladores de la ciudad, la gente salía de sus casas para verle y saludarlo, pues los pobres le querían mucho. Cuando llegó a la ciudad capital del estado Hilarión Medina fue decapitado. Pero este noble personaje continúa viviendo en la tradición oral triqui, pues los indígenas le ayudaron mucho escondiéndole en las cuevas que abundan por el territorio, como una muestra de agradecimiento por la ayuda que les proporcionó y la defensa que siempre hizo de ellos.

Sonia Iglesias y Cabrera

No hay comentarios.:

Publicar un comentario